China continúa con el desarrollo de sus herramientas de control social. Y lo hace sin ningún complejo. Su última acción ha sido construir una ingente base de datos biométricos. La mayor del mundo. Para quien no lo conozca, los datos biométricos son aquellos que permiten identificar una persona en a sus rasgos físicos. Su huella dactilar, iris de los ojos, venas de las muñecas o reconocimiento facial, entre otros.
China tiene desplegadas 176 millones de cámaras y proyectan llegar a los 626 millones en los próximos tres años. Estas cámaras, junto con la inmensa base de datos biométricos indicada anteriormente, constituye el mayor sistema de reconocimiento y control de la población desplegado hasta el momento. Si esto lo complementamos con las gafas que llevan los policías en Beijing, capaces de obtener los datos de una persona simplemente enfocándola, nos da una idea del control total a que está sometida su población. Por si fuera poco, a esto hemos de añadir una base de datos registrados de ADN de la población y la mayor base de datos de huellas de voz, con la que puede identificar a sus ciudadanos a través de una conversación telefónica. Como se puede observar -y nunca mejor dicho-, los ciudadanos de China viven en una vigilancia tan constante, permanente y aplastante que no el propio George Orwell se atrevió siquiera a imaginar en su mítica novela 1984, cuya lectura recomiendo encarecidamente como un anticipo de los que el futuro, si no cambia de rumbo -y no es previsible que lo haga-, acontece a medio plazo.
Este es un ejemplo de cómo la tecnología puede convertirse en el mayor enemigo de una sociedad si no se implanta respetando los derechos democráticos fundamentales de sus ciudadanos respecto a su privacidad y datos personales. Es cada ves más necesaria una regulación actualizada en este ámbito, que establezca unos límites en el uso de los datos e información de los ciudadanos por parte de las entidades públicas y privadas y contemple unos mecanismos para que puedan ejercer sus derechos.
Para ello, el próximo 25 de mayo entrará en aplicación el Reglamento General de Protección de Datos de Europa, que regula la recogida y el uso de los datos personales y va a permitir que los ciudadanos europeos tengan el control sobre su información personal.
Y tu, amigo ¿te has parado a pensar lo que el futuro nos depara en el ámbito de la privacidad?
20 de febrero de 2018 – Artículo para la sección Innovadores del periódico El Mundo Castilla y León.