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Vivimos en una sociedad tecnológica, y como tal, almacenamos toda nuestra vida en dispositivos tecnológicos.

Utilizamos el teléfono móvil para hacernos fotos. Nos comunicamos con nuestros amigos por WhatsApp. Actualizamos desde el Smartphone nuestro estado en Facebook. Twitteamos nuestros pensamientos, opiniones y reflexiones.

Esta tecnificación de la sociedad es, además promovida tanto por los gobiernos como por las grandes empresas y entidades.

Nuestro banco nos facilita enseguida la realización de las gestiones a través de Internet utilizando la denominada «banca electrónica». Por parte de la administración también se nos insta, cada vez más, a realizar las gestiones a través de la llamada «sede electrónica». De cada organismo competente. Todo parecen ventajas.

Sin embargo, ¿nos han informado estas entidades y administraciones que promueven el uso de la tecnología de los riesgos implícitos que conlleva su uso?

Porque yo no sé a usted, pero a mí mi banco no me ha informado previamente de las recomendaciones de seguridad que debo conocer antes de acceder a su «banca electrónica» a través de Internet.

Debería haberme dicho cómo puedo verificar que el sitio web en el que voy a realizar las gestiones, es realmente del banco, para asegurarme de que no estoy accediendo a ningún sitio fraudulento, aunque con apariencia de ser el original, con el propósito de robarme mis credenciales de acceso en cuanto las introduzca.

Informando también de que no es recomendable acceder a la banca desde wifis públicas, pues podría ser que alguien esté monitorizando mi conexión para hacerse con las credenciales de acceso, así como con toda mi navegación.

También de que existen cientos de miles de programas maliciosos (virus, troyanos, spyware, rootkits, etc.) que van a intentar robarme toda mi información personal para suplantarme, estafarme o directamente venderla, al mejor postor.

Que puede que reciba correos electrónicos de amorosas chicas extranjeras, con el propósito final de contactar conmigo por videoconferencia para obtener unas imágenes comprometidas que puedan utilizar más tarde para extorsionarme.

Toda esta información (y más) sobre los riesgos y la afectación a la privacidad que implica el uso de la tecnología debería ser puesta a disposición de nosotros, los usuarios, antes de ser incitados, por todos los medios, a utilizar dicha tecnología.

Y usted, ¿conoce los riesgos a los que se expone y cómo protegerse de ellos?

 

19 de Enero de 2016 – Artículo para la sección Innovadores del periódico El Mundo Castilla y León.