Como viene siendo habitual, los delincuentes aprovechan todas las ocasiones para obtener pingües beneficios a costa de las buenas personas. Con la aparición del nuevo coronavirus COVID-19 y la alarma social que se ha generado, se ha extendido a través de Internet una serie de estafas que vamos a enumerar para evitar que los ciudadanos caigan en ellas, engordando así las cuentas de los ciberdelincuentes:
- Suplantación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se están mandando de forma masiva correos electrónicos suplantando la identidad de la OMS para pedir donaciones de dinero o datos personales nuestros con el objeto de obtener dinero o datos que van a poder vender en el mercado negro.
- Phishing con información del COVID-19. Estos correos fraudulentos nos incitan, con el pretexto de contener novedades del coronavirus o indicar las medidas de seguridad que se deben tomar, a pulsar en un enlace o visualizar un fichero adjunto que tienen. El resultado es que ejecutaremos un ransomware que cifrará todos los datos de nuestro equipo para pedirnos después un rescate a cambio de la clave de descifrado.
- Venta de mascarillas y soluciones alcohólicas a precios estratosféricos. La escasez de estos productos y la alta demanda de ellos está haciendo que sus precios se inflen hasta cotas inimaginables. Por ejemplo, en algunos sitios online se comercializan mascarillas a 1,80 euros, cuando su precio normal es de 0,10 euros (se ha incrementado su precio un 1.700%). También están vendiendo soluciones antibacterianas a más de 300 euros el litro.
- Curas milagrosas. No faltan tampoco aquellos sitios web que nos ofrecen <<curas milagrosas>> para prevenir o curar el COVID-19. Por supuesto, son una estafa de la que hay que huir.
- Robos físicos de dinero y joyas. Ya saltando de lo virtual a lo físico, hay delincuentes que se hacen pasar por voluntarios de la Cruz Roja o personal de los Servicios de Salud para, con el pretexto de realizar la prueba del coronavirus y/o tomar muestras para verificar si hay contaminación, acceden al domicilio de la víctima (normalmente personas mayores) y mientras uno realiza el supuesto análisis, el otro roba el dinero o las joyas.
Como yo siempre digo, <<cuando suben las emociones, baja la inteligencia>>, y esto es aprovechado por los malos para explotar estafas que en un estado emocional <<normal>> no tendrían ningún éxito.
Mantengamos las emociones bajo control. Nuestra inteligencia lo agradecerá.
17 de marzo de 2020 – Artículo para la sección Innovadores del periódico El Mundo Castilla y León.